A mediados del siglo pasado, terminada
la segunda guerra mundial, Metalúrgica
Ramos Mejía tomaba luz, en un proyecto
acunado por tres inmigrantes europeos, el
señor Frichnet (Suizo), el Ingeniero
Colman (Austriaco) y el Ingeniero Hafellner
(Aleman). Ellos darán nacimiento
a la sigla F.K.H., la cual más tarde
se convertiría en nuestro logotipo.
Al principio fue muy duro, imponer un producto
nacional, cuando todo provenía de
Europa o de EEUU, pero paulatinamente fue
ganando espacio en el mercado eléctrico,
a medida que los usuarios comprobaron la
calidad con que era construido. Utilizar
materiales nobles, fue la clave del éxito
en un época en donde los productos
triunfaban por su calidad, su robustez y
larga vida útil, siendo todo esto
enmarcado en un precio acorde a la calidad.
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